Este domingo se conmemorará el día Internacional sin tabaco, emprendido por la Organización Mundial de la Salud. Todos tenemos un amigo o familiar que tiene el hábito de fumar todo el tiempo por diversas razones, ya sea a causa del estrés, estereotipos generacionales, desapego familiar, falta de comunicación con su comunidad y también por querer pertenecer a un grupo social.

En varias ocasiones he abordado los beneficios de tener buenos hábitos y cómo dejar los que nos afectan en nuestra vida cotidiana y más aún a terceras personas. En efecto, éstas no tienen la culpa de los problemas y situaciones por las cuales el fumar está dentro de la vida de los que lo hacen.

El tabaco daña a más de una persona, grupo familiar o social. Cuando una persona prende un cigarro, contamina el medio ambiente y a la biodiversidad que nos rodea.

Nuestro medio  ambiente es el principal fumador pasivo y desafortunadamente el que más sufre desventajas.  Recordemos que un cigarro prendido puede ocasionar una lista innumerable de aspectos negativos en la vida de una persona como en la de todo el planeta; además de irritar tus pulmones, crea una severa inflamación, también hace que fluya menos aire a través de los  pulmones. ¡Qué decir de la tos del fumador! Es uno de los principales síntomas de la irritación en los mismos.

También existen más probabilidades de tener cáncer, presentar mal aliento, tienden a mancharse los dientes por la acción de la nicotina y el alquitrán. Éste produce una coloración superficial que favorece la aparición de sarro en la dentadura.

Conforme al medio ambiente, el cigarro ocasiona gran daño a la biodiversidad, por ejemplo: provoca incendios forestales, deforestación de bosques y selvas, aumento del cambio climático y la mala calidad del aire en nuestra ciudad. 

Mariell Díaz Zúñiga