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Mostrando entradas de octubre, 2014

Cultura Errante No. 9

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Ya esta disponible el nuevo numero de Cultura Errante . Como ya es costumbre, antes de dejarles en enlace a la revista queremos compartir con uds. La editorial correspondiente a esta publicación. Luna de sangre Sin duda la naturaleza siempre tiene alguna maravilla con que sorprendernos y este mes de octubre no fue la excepción, el fenómeno conocido como "luna roja" o "luna de sangre" pudo observarse directamente en algunos países y vía internet alrededor del mundo. En México tuvimos la oportunidad de deleitarnos con este espectáculo. Lamentablemente, no sólo la luna se tiñó de sangre, en una muestra más de que la vileza, la ambición desmedida y el desprecio por la vida han encontrado en nuestro país cómoda residencia, secuestros, extorsiones, homicidios, fosas clandestinas aparecen por todo el territorio repletas de cadáveres (algunos aniquilados de una manera más allá de lo salvaje). Si bien todos estos actos de barbarie son alarmantes y muy deplor...

Cultura Errante (Número 8)

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Editorial  El que esté libre de pecado que lance la primera bomba. Y así ha sido en múltiples ocasiones, pues resulta que en nuestro mundo hay muchos que se auto-proclaman redentores y bajo el manto de la virtud y en nombre de la libertad han devastado y sumergido en la miseria a pueblos enteros. A fin de que exorcicemos estos demonios, en Cultura Errante continuará nuestra labor de exhibir todo aquello que, desde nuestra óptica personal, puede ser una de las mejores "armas" contra todo tipo de contienda: el arte. La creatividad enfocada, empeñada en llenar nuestro entorno de música, de  letras, de color. Cultura Errante (ocho) Leer más publicaciones en Calaméo

2 de octubre, dos poemas (Rosario Castellanos, Jaime Sabines)

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Porqué la infamia se hace mayúscula si  dejamos que quede en el olvido. Rosario Castellanos Memorial de Tlatelolco La oscuridad engendra la violencia y la violencia pide oscuridad para cuajar el crimen. Por eso el dos de octubre aguardó hasta la noche para que nadie viera la mano que empuñaba el arma, sino sólo su efecto de relámpago. ¿Y a esa luz, breve y lívida, quién? ¿Quién es el que mata? ¿Quiénes los que agonizan, los que mueren? ¿Los que huyen sin zapatos? ¿Los que van a caer al pozo de una cárcel? ¿Los que se pudren en el hospital? ¿Los que se quedan mudos, para siempre, de espanto? ¿Quién? ¿Quiénes? Nadie. Al día siguiente, nadie. La plaza amaneció barrida; los periódicos dieron como noticia principal el estado del tiempo. y en la televisión, en el radio, en el cine no hubo ningún cambio de programa, ningún anuncio intercalado ni un minuto de silencio en el banquete. (Pues prosiguió el banquete.) No ...