Pueblo mío, que estás en la montaña…

Yo siempre había hecho talleres, con amigos que me ayudaban, de pintura, escultura, danza, lo que podía, para ayudar a los niños de mi pueblo. En 2007 surgió un problema muy grave entre niños y jóvenes, cuando mucho, de 18 años. En un periodo de un poquito más de un año hubo siete de suicidios, un número elevadísimo para un pueblo de 3000 habitantes entonces armé un tallercito para entretenerlos, estaba destinado a los niños con problemas de conducta.
Nada más era lo que podíamos hacer con los amigos que iban de vez en cuando, no teníamos un programa estructurado, nada más era para que tuvieran un lugar donde reunirse, platicar y jugar, realmente eran juegos lo que hacíamos. Yo les platicaba las historias del pueblo, los personajes, las anécdotas, cosas relevantes porque todo mundo decía yo nada más termino la secundaria y me largo de este pinche pueblo, nadie sentía arraigo, todos sentían que era un pueblo que no ofrecía nada y en este tiempo todos querían irse a los Estados Unidos.
Así empezamos, con cursitos de comida típica, un poco de baile, de danzón, lo que podíamos juntar y un día el maestro [Antonio] Tornero [director del Instituto Superior de Música] me prestó un maestro de música y empezamos a hacer una banda de pueblo, de música tradicional, el proyecto duró un poco más de un año pero en ese tiempo todos los chiquillos que fueron aprendieron solfeo, a leer y a tocar un instrumento, de manera muy limitada porque era una clase por semana, no había instrumentos y no había muchas cosas sin embargo no hubo un solo niño que no aprendiera. Eran niños que iban muy mal en la escuela, algunos eran un poco lentos pero todos aprendieron y a mí me pareció algo sorprendente porque no hay una tradición de música en mi pueblo, no hay nada, no es que digas que oyen con frecuencia orquestas o grupos, no, no hay nada entonces eso fue algo muy importante.
Aparte de la historia del pueblo, las tradiciones y las costumbres, yo les daba un poco de teoría musical. Cuando empezamos les dije que me llevaran una canción que les gustara y curiosamente todos me llevaron la misma, una pieza de reguetón que estaba de moda, porque era lo que escuchaban en la radio. Yo les dije si nos vamos a la definición de música esto parecería, más bien, ruido y se enojaron conmigo, dijeron usted no sabe nada, este es el más fregón de Europa y de Estados Unidos. Les empecé a poner discos, los hacía que los escucharan y algo que también fue muy satisfactorio para mí es que con el tiempo les empezó a gustar un poco lo que les llevaba y ahora les gusta el jazz, quizá, más que a mí, es lo sorprendente, que no a todos pero hay algunos a los que les gusta bastante, bastante, ya no quieren escuchar otra música.
En un principio los niños lucharon contra muchas cosas, fue difícil. Primero, la burla de los compañeros, estaban chiquitos, todos eran menores de 15 años y los veían que pasaban con sus instrumentos, que iban a cantar o estaban tocando y se burlaban de ellos, les ponían apodos y algunos lo sentían mucho. Después, los maestros de las escuelas no apoyaban el proyecto, si pedían permiso para ir a una clase de música, porque a veces salían tarde, les decían no, si me pides permiso para salir a echar novio sí te lo doy pero para ir ahí a perder el tiempo, no. Entre las autoridades hay mucho celo, es absurdo, resulta chocante que siempre que hay algún proyecto, si no surge de una idea de un funcionario, es algo malo, seguramente algo quieren o van a crear problemas y entonces nunca te apoyan. Los padres no apoyaban porque pensaban que les quitaba mucho tiempo, que no les iba a aportar nada positivo.
Después tuve problemas personales y la banda se armaba y se desarmaba. También los problemas políticos hicieron que los niños se separaran porque los papás se iban con un grupo o con otro y había problemas pero con los poquitos que quedaban hacía cursos de verano y volvía a integrar a niños.
Después ya no volvimos a tener maestros, lo que hacen es de manera casi empírica. En un momento, al que sabía un poquito más le dije tú vas a ser el director, tiene 19 años, y a una niña de 18 la nombré directora musical. Ellos son los que se encargan de enseñar a los niños y, como van pudiendo, con amigos o en internet, consiguen la música y montan las canciones.
Otra cosa muy interesante es que esos niños, algunos eran de seis de calificación, otros tenían problemas de intento de suicidio, de consumo de drogas y, sobre todo, tenían una conducta muy negativa y todos cambiaron, actualmente, los que siguen ya están estudiando alguna carrera, ninguno pretende ser un músico pero se volvieron, de momento, los mejores del salón. Una niña ya está en la Facultad de Música, tres estuvieron en los [cursos] Preparatorios de JazzUV pero lo más importante es cómo cambiaron su visión de la vida.

Son de la sierra, cantan y enseñan…

Ahorita son 12 o 13, no sabemos bien porque a veces vienen unos y luego dejan de venir. Luchamos mucho contra la cultura de los padres porque vienen nada más un día a la semana a ensayar. Todos son de muy escasos recursos, todos trabajan y estudian. Ninguno de ellos tiene un instrumento, La Estrella, la casa de música de mis hermanos, aporta todos los instrumentos y el equipo. Algunos amigos, a veces, nos echan la mano para arreglarlos porque son instrumentos que, de entrada, son muy económicos, son chinos casi todos, luego, el mal uso porque con esos aprendieron, se les caen, se les dañan con mucha frecuencia pero así los hacen sonar, no hay de otra, aquí no hay chance de que puedan elegir. Es sorprendente porque a veces mis hermanos me dicen estas cañas ya están viejas, ya no sirven, llévatelas, a ver si que sirven a ti, o me dan cosas que están dañadas y ellos las hacen servir, si un saxofón usa caña 3 y nada más hay caña 1 no importa, tienen que hacer que suene lo que hay, no hay alternativas
Es, básicamente, una banda de alientos, en teoría son cuatro saxofones, dos trombones, una trompeta, guitarra, batería, bajo y percusión menor. Los niños que se quieren integrar al proyecto empiezan, todos, con percusión menor y cuando ya tienen un poco de ritmo empiezan con un poco de solfeo, pero no aprenden solfeo como una materia sino que les dan un instrumento y con ese empiezan. Es sistema muy activo, no es que empiecen hacer ensayos o practicar, no, con que tengan un poco de embocadura les dan un papel y tienen que pegarse, y si en ese momento hace falta un saxofón, pues agarran el saxofón y si hace falta, se pasan al trombón entonces tienen que aprender todos los instrumentos.
Antes componían canciones, bailaban, hacían un montón de cosas distintas a la música pero que al final de cuentas hacían que fuera un grupo muy unido y que los niños tuviesen otros valores en todos los aspectos, desde valorar una comida de pueblo hasta disfrutar de sketches de teatro o cosas que llevábamos. En un principio llegaban algunos amigos, tocaban una pieza clásica y todos decían qué aburrido es esto, ahora no porque entienden el valor que tiene, se sensibilizaron bastante, eso es lo interesante.
Ahora ya nada más va dirigido a la música pero no porque yo quiera sino porque las condiciones así están dadas. Tocan algunas cosas sencillas, no complicadas, obviamente que hay muchas fallas en cuanto a afinación porque ellos mismos no son afinados pero también porque los instrumentos son de muy mala calidad pero lo más valioso es la finalidad del proyecto.
Los padres que al principio no apoyaban porque pensaban que solo iban a perder el tiempo, se han dado cuenta de que estaban muy equivocados porque ahora esos niños son el ejemplo a seguir en el pueblo por su conducta, por su actitud, por su rendimiento en las escuelas, todo esto hace que los demás niños, que antes se burlaban, ahora tienen para con ellos un trato diferente.
Otra cosa interesante es que ellos mismos han tenido la iniciativa de hacer cursos de verano y de hacer conciertos didácticos en las escuelas. Los cursos de verano son gratuitos y te garantizan vas a tocar un instrumento. Muchos nada más van una vez, nunca vuelven porque las condiciones no lo permiten pero en ese curso les enseñan a leer y al final tocan algo, aunque sea muy sencillo.
También van a las escuelas de los alrededores y lo hacen por iniciativa propia, ellos costean su pasaje y llegan con su instrumento. Generalmente van tres, bajo, batería y saxofón, a veces van más pero generalmente son esos tres los que han ido a dar conciertos didácticos. Yo nunca he ido, no sé cómo pueden hacer que tres mantengan la atención de todo un kínder, por ejemplo, pero ha habido muy buena respuesta porque, a veces, algunas personas van a comprar guitarras o flautitas o instrumentos para sus hijos porque les interesó la música después de que vieron actuar a estos niños.
Hemos tenido la posibilidad de salir a algunas partes que, de otra forma, estos niños jamás hubieran tenido chance de conocer. A veces van 13, 14 o hasta 15, según lo que haya en ese momento porque los niños siempre tienen ganas pero los papás no siempre pueden porque tienen que costear los pasajes, por lo menos.
Los invitan a los pueblos de la zona a eventos que, generalmente, son de carácter religioso, las festividades del santo patrono del pueblo o cosas así y cuando van no tocan cosas conocidas, ellos no son de complacencias, van y tocan su repertorio que es muy diferente a lo que la gente está acostumbrada porque es lo que quieren ellos, que gente conozca algo diferente
El grupo se llama Son de Acá. Big Band de Rancho porque por la dotación de instrumentos es una big band pero una big band siempre lleva implícito el jazz y con ellos no es así, por eso le pusimos big band de rancho. Van a presentarse en el Foro Abierto del Ágora de la Ciudad el domingo 10 de julio, a las cinco de la tarde. Ojalá vaya mucha gente.
Luis Barria.


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