2 de octubre, dos poemas (Rosario Castellanos, Jaime Sabines)
Porqué la infamia
se hace mayúscula si
dejamos que quede en el olvido.
dejamos que quede en el olvido.
Rosario Castellanos
Memorial de
Tlatelolco
La oscuridad
engendra la violencia
y la violencia pide
oscuridad
para cuajar el
crimen.
Por eso el dos de
octubre aguardó hasta la noche
para que nadie viera
la mano que empuñaba
el arma, sino sólo
su efecto de relámpago.
¿Y a esa luz, breve
y lívida, quién? ¿Quién es el que mata?
¿Quiénes los que
agonizan, los que mueren?
¿Los que huyen sin
zapatos?
¿Los que van a caer
al pozo de una cárcel?
¿Los que se pudren
en el hospital?
¿Los que se quedan
mudos, para siempre, de espanto?
¿Quién? ¿Quiénes?
Nadie. Al día siguiente, nadie.
La plaza amaneció
barrida; los periódicos
dieron como noticia
principal
el estado del
tiempo.
y en la televisión,
en el radio, en el cine
no hubo ningún
cambio de programa,
ningún anuncio
intercalado ni un
minuto de silencio
en el banquete.
(Pues prosiguió el
banquete.)
No busques lo que no
hay: huellas, cadáveres
que todo se le ha
dado como ofrenda a una diosa,
a la Devoradora de
Excrementos.
No hurgues en los
archivos pues nada consta en actas.
Más he aquí que
toco una llaga: es mi memoria.
Duelo, luego es
verdad. Sangre con sangre
y si la llamo mía
traiciono a todos.
Recuerdo,
recordamos.
Esta es nuestra
manera de ayudar a que amanezca
sobre tantas
conciencias mancilladas,
sobre un texto
iracundo sobre una reja abierta,
sobre el rostro
amparado tras la máscara.
Recuerdo, recordemos
hasta que la
justicia se siente entre nosotros.
_____________________
_____________________
Jaime Sabines
Tlatelolco 68
1
Nadie sabe el número
exacto de los muertos,
ni siquiera los
asesinos,
ni siquiera el
criminal,
(Ciertamente, ya
llegó a la historia
este hombre pequeño
por todas partes,
incapaz de todo
menos del rencor.)
Tlatelolco será
mencionado en los años que vienen
como hoy hablamos de
Río Blanco y Cananea,
pero esto fue peor,
aquí han matado al
pueblo:
no eran obreros
parapetados en la huelga,
eran mujeres y
niños, estudiantes,
jovencitos de quince
años,
una muchacha que iba
al cine,
una criatura en el
vientre de su madre,
todos barridos,
certeramente acribillados
por la metralla del
Orden y la Justicia Social.
A los tres días, el
ejército era la víctima de los
desalmados,
y el pueblo se
aprestaba jubiloso
a celebrar las
Olimpiadas, que darían gloria a México.
2
El crimen está
allí,
Cubiertos de hojas
de periódicos,
con televisores, con
radios, con banderas olímpicas.
El aire denso,
inmóvil,
el terror, la
ignominia.
Alrededor las voces;
el tránsito, la vida.
y el crimen está
allí.
3
Habría que lavar no
sólo el piso: la memoria.
Habría que
quitarles los ojos a los que vimos,
asesinar también a
los deudos,
que nadie llore, que
no haya más testigos.
Pero la sangre echa
raíces
y crece como un
árbol en el tiempo.
La sangre en el
cemento, en las paredes,
en una enredadera:
nos salpica,
nos moja de
vergüenza, de vergüenza, de vergüenza,
Las bocas de los
muertos nos escupen
una perpetua sangre
quieta.
4
Confiaremos en la
mala memoria de la gente,
ordenaremos los
restos,
perdonaremos a los
sobrevivientes,
daremos libertad a
los encarcelados,
seremos generosos,
magnánimos y prudentes.
Nos han metido las
ideas exóticas como una lavativa,
pero instauramos la
paz,
consolidamos las
instituciones;
los comerciantes
están con nosotros,
los banqueros, los
políticos auténticamente
(mexicanos,
los colegios
particulares,
las personas
respetables.
Hemos destruido la
conjura,
aumentamos nuestro
poder:
ya no nos caeremos
de la cama
porque tendremos
dulces sueños.
Tenemos Secretarios
de Estado capaces
de transformar la
mierda en esencias aromáticas,
diputados y
senadores alquimistas,
líderes inefables,
chulísimos,
un tropel de putos
espirituales
enarbolando nuestra
bandera gallardamente.
Aquí no ha pasado
nada.
Comienza nuestro
reino.
5
En las planchas de
la Delegación están los cadáveres,
Semidesnudos, fríos,
agujerados,
algunos con el
rostro de un muerto.
Afuera, la gente se
amontona, se impacienta,
espera no encontrar
el suyo:
"Vaya usted a
buscar a otra parte".
6
La juventud es el
tema
dentro de la
Revolución.
El Gobierno apadrina
a los héroes.
El peso mexicano
está firme
y el desarrollo del
país es ascendente.
Siguen las tiras
cómicas y los bandidos en la televisión.
Hemos demostrado al
mundo que somos capaces,
respetuosos,
hospitalarios, sensibles
(¡Qué Olimpiada
maravillosa!),
y ahora vamos a
seguir con el "Metro"
porque el progreso
no puede detenerse.
Las mujeres, de
rosa,
los hombres, de azul
cielo,
desfilan los
mexicanos en la unidad gloriosa
0 Comentarios
Gracias por tu comentario. Seguimos en conexión.