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El pasado jueves 8 de mayo, la Galería Fernando Vilchis del Instituto de Artes Plásticas fue escenario de un encuentro singular: la inauguración de la exposición 《Mi gato》 de la artista japonesa Naoi Akari. Esta muestra formó parte del Convenio de Intercambio Académico entre la Universidad Veracruzana y la Academia de Artes y Diseño de Sokei, Japón, y nos permitió sumergirnos en un mundo visual cargado de humor, ironía y una sutil crítica cultural.
Desde Cultura Errante acompañamos la apertura de esta exposición que, lejos de ofrecer respuestas fáciles, sembró preguntas. ¿Qué tipo de mundo se gesta dentro de Naoi Akari? ¿Es el gato una metáfora del yo? ¿Qué hay detrás de esa ternura engañosa que transmite su obra?
Naoi, formada entre dibujos animados estadounidenses, dulces exóticos y una familia de veterinarios, construye desde el grabado —con su paciencia y lentitud— una narrativa íntima que oscila entre lo oscuro y lo entrañable. Su gato, protagonista reiterado, es todo menos domesticado: es perezoso, glotón, encantador, pero también solitario y sincero. Ese animal que “odia muchísimo” cuando es reducido a mercancía, es también una extensión simbólica de ella misma.
《Mi gato》 no es una oda a los felinos, sino a la contradicción humana. Una búsqueda estética de lo esencial, aún cuando sepamos que “no existe la esencia de la cosa”, como señala el texto curatorial. Y sin embargo, algo se siente como esencia. Algo duele, algo brilla, algo se reconoce.
La obra de Naoi busca acercarse a sí misma. Y desde ese lugar, invita al espectador a hacer lo mismo.
Fotos: MA Hidalgo