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Mostrando entradas de diciembre, 2014

La leyenda de Slenderman

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Iván Barria Texto e imagen (13 años) Slenderman no siempre fue un monstruo. Tenía 25 años (más o menos) cuando se graduó de la universidad, pero por alguna razón todos lo odiaban y siempre se burlaban de él; a tal grado que decidió acabar con su vida.      No quiso hacerlo en su casa, odiaba a su madre pero no lo suficiente como para causarle un trauma. Así que se fue hacia un callejón donde se iba a ahorcar pero llegó un anciano y lo detuvo, habló con él y le dio a entender que la idea de quitarse la vida era muy loca. El anciano le explicó que si lo deseaba podía tener una nueva vida y el muchacho aceptó sin ninguna duda.     El anciano se lo llevó a un laboratorio, hizo que el muchacho firmara una hoja y allí experimentaron con él. Lo sometieron con una inyección que lo dejó dormido. Al un principio trató de correr y gritar pero fue inútil. Cuando despertó estaba en una camilla con un traje negro y escuchó que al anciano contaba una ...

El jazz bajo la manga (frutos extraños)

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Frutos Extraños Luis Barria En un desesperado intento de sobrevivencia, Abram Smith se llevó las manos al cuello para liberarse de la soga que le arrancaba la vida; lo bajaron, le destrozaron los brazos a martillazos para que no lo intentara más y volvieron a colgarlo. Thomas Shipp pendía, ya sin vida, de la rama vecina. Extraños frutos de los árboles del sur. La noche anterior, 6 de agosto de 1930, habían sido detenidos, acusados del asesinato de Claude Deeter y la violación de su novia, Mary Ball. Estaban siendo interrogados por el sheriff del condado de Marion, Indiana, cuando irrumpió una turba de hombres blancos armados con martillos, palos, hachas y barras de metal; a golpes los condujeron hasta el árbol que estaba frente al juzgado y ahí perpetraron el linchamiento. El fotógrafo del pueblo, Lawrence H. Beitler, tomó una placa que resultó un gran negocio, vendió cientos de copias en unos cuantos días. Escena del galante sur. Un tiempo después, Mary Ball, con...

Ayer que te vi por primera vez (prosa poética)

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De pasos, abrazos y letras Ayer que te vi por enésima vez, libre de pensamiento estudié la particularidad de tus movimientos. En otras circunstancias: el libro, la sala, los compañeros de ilusiones pero hoy, alejado de aquellas intermitencias me libero ante ti de fardos y suposiciones. Será pues de día y de noche que celebre un convenio al margen de tu sombra...en las paredes de tu casa.  En letras pequeñas –te advierto- precisaré control de presencia, irremediable sujeción y libertad inmediata, pues es de este lado de la música donde francamente te necesito; donde aprecio de ti mi despreciada necesidad. Requeriré además de tu nombre sus letras, el peso de tus huellas amarrado a mis alas y el alma y tus sueños en botellas clasificadas, quisiera en una palabra invocar el remedio que el silencio inhala de entre las frases matemáticas de la lluvia.  Otro día la infortuna del escenario me ha recordado: desenrollé los caminos...

Cultura Errante No 10

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Ya está disponible Cultura Errante No. 10 Editorial Todavía, enredado en el pelo nos pica su recuerdo. Eran 43, Señor. El número que de apoco, luego de a mucho se fue enraizando en la cabeza de la gente, para deshilvanarse al instante en esa rabia infecta que indignó a la Tierra completa.     Cuando la desesperación se convirtió en fuego y nos comenzó a envenenar la sangre, no quedó mayor remedio que salir a las calles para exigir la verdad frente a la insostenible y dolorosa mentira de “eso”, que se nos ofreció como una burla. Entonces alguien dejó correr unas palabras: que la muerte, que el fuego los había consumido, y el remedio ligero se vino a reventar como una bilis.     Nos enteramos a retazos de lo que hicieron con nuestros hijos: los habían “maltratado” al grado de violentar la tierra para verter en ella sus cuerpos, esos cuerpos que ya no tardan levantarse en un ejército de fantasmas, y entonces sí, muertos y vivos habremos de vernos las ca...