Del
barrio. De San Bruno mismo. Aquí crecí.
Entre
su neblina y chipichipi,
corriendo
en sus antiguas calles de tierra.
Y
fui marinero cuando la lluvia creaba esos ríos
entre
el suelo y las piedras.
Océanos
de charcos con sus propias cascadas
mientas
yo navegaba en mi junco de papel,
como
capitán de la Francisco Moreno, río abajo y río arriba.
Inventando
historias de conquistas y descubrimientos,
Mi
barrio creció junto a mis sueños.
Fue
cambiando la leyenda y el mito por el tráfico citadino.
El
chacuaco que sonaba como ese barco viajero,
guardó
silencio eterno.
Solo
suena y retumba en mis sueños antiguos.
Pero
San Bruno es mi barrio, yo soy de San Bruno.
Oriundo
del mismo octubre seis.
El
sitio donde aprendí a domar el viento
como
un papalote adornando su cielo vespertino.
Hernán
Brizuela Casimir
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