Algunas veces dicen
los nombres
que los han marcado,
por intención o
accidente,
y en el altar de la
verdad y la mentira
duermen cada noche
lado a lado
y se preguntan dónde
se han ido
aquellos que dijeron
amarlos para siempre.
En el riel de la
tarde las cosas caminan
como si nada en el
mundo hubiera cambiado
“...a love that
should have lasted years”,
cantan los Beatles
en un radio viejo.
En esa calle
vivieron
los que se amaron
para no deshabitarse,
y una tarde tocaron
sus manos de ciego
y bebieron de otro
cuerpo
el amor que en su
casa les negaban.
Todo empieza como un
juego
entre dos fieras que
quieren comerse
sin alcanzara dar el
golpe final.
Y al final sólo
queda la humedad
de los amantes que
durmieron en los hoteles,
donde se juraron
amor
y al final
envejecieron con extraños,
murmurando palabras
cuya dulzura les
amarga
como las bendiciones
en la cabeza del enemigo.
Ariel García
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