El día estaba claro, el sol rompía con toda su fuerza mi frente y una brisa jugueteaba con mis pantorrillas. Era temprano. Estrené mi vestido color durazno que tantas veces había visto al pasar frente a ese aparador. Su color parecía fundirse con los rayos de ese sol brillante cual si una cascada de luz resbalara hasta mi sombra.
Pilar Flores
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