Inhalo el sepia de la luna,
volutas deformes que bañan el cuarto y mojan la noche,
pausa que se apoya de lento consumirse en enfisemas terapéuticos.
Un renovado sueño distante en cada hebra de tabaco
quema manos, y el corazón del que penden
las mil hazañas, un corto devenir testimonial
en la manufactura año 1998
manoteos de celofán y papel arroz.
Un manto negro perfectible y sonoro.
Aves empujadas por viento huracanado, la pobreza arañando lo
infranqueable.
El tiempo, los tiempos, todos, en metamorfosis y símbolos.
El humo es marca, huella añeja de generaciones laboriosas,
como si la grandeza conspirase la hora exacta y el camino por concluir.
Que humo y viento se trastoquen por dolor de lo existente. Muévanse,
llórense cortometrajes, ríos y pasiones, que la mar acorte líneas
y conjuros.
Resplandor y fin del cigarrillo.
Homero Ávila
0 Comentarios
Gracias por tu comentario. Seguimos en conexión.