Recorres la ciudad no conocida
que en cada esquina se desmorona.
Nada sorprende a un extranjero, sin embargo:
Los mismos ojos y los mismos pies,
la misma garrulería del parque,
el paso a paso de desempleados
con caras crispadas o desconsoladas;
espectáculo excesivo de tragedias.
¿Dónde quedó la hermosura,
el olor a tierra mojada?
Es difícil elegir
un color para el cielo.
La ventana y su arabesco
motivan que las cosas permanezcan.
En el espejo,
tu rostro
con los mismos ojos negros
se asoma.
Nora Suárez
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