Érase una vez que la literatura era la onda
La llamada
Literatura de la Onda podría situarse a partir de la segunda mitad
de los años sesenta, con la aparición de dos novelas: Gazapo
(1965), de Gustavo Sáinz, y De perfil (1966), de José Agustín, y
continuaría con Pasto verde (1968), de Parménides García Saldaña.
La noción fue
creada por Margo Glantz en el “Estudio preeliminar” a su
antología Onda y escritura en México (1971), aunque ya en el
“Prólogo” a la antología Narrativa joven de México (1969),
Glantz se había referido a la Onda y al título de José Agustín:
“Cuál es la onda”. Este término es utilizado para definir a
aquella literatura mexicana escrita por jóvenes nacidos en México
entre 1938 y 1951 y cuyas obras —compuestas principalmente por
novelas y relatos— presentaban características muy específicas.
De acuerdo con las opiniones de Margo Glantz, la Literatura de la
Onda nace en un contexto histórico marcado, principalmente, por el
preludio de lo que posteriormente sería el movimiento estudiantil
del 68 (que daría lugar a la Literatura del 68), las manifestaciones
contra Vietnam, el desequilibrio social —producto de la sociedad de
consumo y del capitalismo— y el descreimiento de la juventud frente
a todo lo que oliera a autoridad (ya fuera la familia o el Estado y
sus instituciones). En Días de guardar (1970), Carlos Monsiváis se
refiere a la Onda como el primer grupo que divulga el slang en la
literatura mexicana.
En su vida cotidiana
y en sus obras, los jóvenes de la Onda subrayan la suciedad como
valor contra la limpieza y las “buenas maneras”, proclaman el
amor y la paz contra la violencia, ejercen la libertad sexual, rompen
tabúes y acepta la pornografía, consumen drogas, adoptan el hipismo
norteamericano como forma de vida, son fanáticos del rock y de la
música pop, se asombran ante el universo tecnológico que durante
esa década abrió nuevos caminos al música y al sonido, desprecian
a los que se alinean al sistema, a los “fresas”, a la “momiza”,
describen el deterioro y la crisis de la familia, viven la amenaza de
ser devorados por el sistema, de ser absorbidos por la sociedad que
rechazan, o bien, temen perder su “autenticidad”, pues muchos de
ellos se encuentran en la edad crítica de los treinta años y, ante
la amenaza de la “edad adulta, retoman actitudes adolescentes.
Escritas por y para
adolescentes, las novelas y relatos de la Onda reflejan el mundo de
los jóvenes, su rebeldía contra la sociedad, contra las
generaciones que los antecedieron y contra todo tipo de ataduras;
están marcados por la ruptura y la protesta desorganizadas; expresan
la hiperactividad del adolescente, su necesidad (o la de su grupo) de
desplazarse, de “viajar” —por el mundo o con la ayuda de las
drogas— de recorrer la ciudad, los cafés, los bares, los cuerpos
de otros adolescentes.
La Onda recibe la
influencia de la literatura de la generación beat. Las situaciones
narrativas son descritas por los propios protagonistas para
reproducir el instante en el que experimentaron sus vivencias. Esto
se traduce en la multiplicidad de las anécdotas (algunas veces sin
definición ni justificación) y en la vertiginosidad de los hechos
narrados, que generalmente son “acciones sin freno”.
El lenguaje de los
textos está creado expresamente por el joven para delimitar su
territorio, para separarse del mundo de “los demás”; en él, se
da una mezcla de expresiones juveniles desenfadadas, jerga citadina y
albures, que se combinan con el ritmo de la música pop y con un
nuevo sentido del humor —que puede provenir de las tiras cómicas,
del cine o de la literatura norteamericana—. Este nuevo lenguaje,
aunado a la temática novedosa, produce formas distintas de
aprehender la realidad del adolescente; literariamente, la Onda
produce una nueva forma de realismo que “apela a los sentidos”, a
la pura sensación, escindida, por supuesto, de cualquier intento de
racionalización.
La literatura de la
Onda crea nuevas mitologías, nuevos espacios míticos (como es el
caso de la colonia Narvarte, que frecuentemente sirve de escenario
para las aventuras juveniles en la narrativa de Parménides García
Saldaña, José Agustín o Gustavo Sáinz), nuevos héroes que se
expresan en forma directa o mediante el uso del slang, de frases
tomadas de los Doors, de los Rolling Stones, de Bob Dylan o de los
Beatles, de expresiones copiadas de distintos sectores marginados de
la sociedad, que se combinan entre sí con juegos de palabras para
dar sonoridad a una realidad que pretende entregarse al lector tal
como es percibida por el joven. De aquí que el teléfono, la
televisión, la radio, la grabadora o las tiras cómicas tengan en
esta literatura un papel fundamental para producir ese efecto
vertiginoso y simultáneo de la realidad que experimentan los
adolescentes.
Aunque hay algunos
críticos que incluyen dentro de “La Literatura de la Onda” a
algunas obras de autores como Orlando Ortiz, Manuel Echeverría o
Juan Manuel Torres, los principales representantes de esta literatura
son: José Agustín, con la citada novela De perfil (1966),
Inventando que sueño (1968), Se está haciendo tarde (final en la
laguna) (1973) o La mirada en el centro (1977), entre otros textos;
Gustavo Sáinz, con la citada novela Gazapo (1965), Obsesivos días
circulares (1969), La princesa del Palacio de Hierro (1974) y
Compadre lobo (1977), por mencionar sólo algunos ejemplos, y
Parménides García Saldaña, con Pasto verde (1968) y El rey criollo
(1970). Publicaron algunos relatos y fragmentos de novelas en
Diálogos, México en la Cultura (suplemento cultural del periódico
Novedades), La Cultura en México (suplemento cultural de la revista
Siempre!), Cuadernos del Viento, Bellas Artes, Universidad de México,
Punto de Partida, Mester, Estaciones, Pop, La Piedra Rodante, Claudia
(revista de modas) y Caballero (revista para hombres).
Publicado
originalmente en http://www.elem.mx/estgrp/datos/39
Fuente: Diccionario
de literatura mexicana. Siglo XX, coordinación de Armando Pereira.
Colaboración de Claudia Albarrán, Juan Antonio Rosado, Angélica
Tornero. (2ª ed. Corregida y aumentada. México, D.F.: Universidad
Nacional Autónoma de México / Instituto de Investigaciones
Filológicas / Centro de Estudios Literarios / Ediciones Coyoacán
[Filosofía y Cultura Contemporánea; 19], 2004).
Fuente: Diccionario
de literatura mexicana. Siglo XX, coordinación de Armando Pereira.
Colaboración de Claudia Albarrán, Juan Antonio Rosado, Angélica
Tornero. (2ª ed. Corregida y aumentada. México, D.F.: Universidad
Nacional Autónoma de México / Instituto de Investigaciones
Filológicas / Centro de Estudios Literarios / Ediciones Coyoacán
[Filosofía y Cultura Contemporánea; 19], 2004).
También te puede interesar interese este video
0 Comentarios
Gracias por tu comentario. Seguimos en conexión.