Simone de Beauvoir. Esperanza la última frontera
Para combatir la infelicidad debemos primero exponerla, lo que significa que debemos disipar la mistificación que hay detrás de ésta, ocultándola de la gente para que así no tengan que pensar en ello.
Simone
de Beauvoir habla sobre el ateísmo, la última frontera de la
esperanza y la necesidad de ir más allá de la división simplista
de optimismo y pesimismo.
El
optimismo es una alienada forma de fe, el pesimismo es una alienada
forma de desesperación, el gran filósofo humanista y sicólogo
Erich Fromm escribió en 1972 su muy elegante argumento para la fe
racional en el espíritu humano, afirmando que: Tener fe significa
arriesgarse, pensar en lo impensable pero actuar dentro de los
límites de las posibilidades reales.
Ese
mismo año, del otro lado del Atlántico, la filósofa Simone de
Beauvoir (enero 9, 1908 – abril 14, 1986) —otra pensadora dotada
de una formidable perspicacia y aguda intuición acerca de la
experiencia humana — explora esta relación osmática entre
optimismo, pesimismo y esperanza en el en su libro
autoautobiográfico, All Said y Done (Dicho y hecho), Simone de
Beauvoir, 1952.
De
Beauvoir, vivió las dos grandes guerras mundiales, dedicó gran
parte de su trabajo a la noción de que la felicidad no siempre es
posible pero es nuestra obligación moral —Una noción arraigada no
en un deseo rosa, sino en un intelecto incisivo que utilizaba todas
las herramientas del escepticismo para sondear la mentira y disipar
la ignorancia. Atea a lo largo de su vida, reflexionó al final de
ésta que, aunque muchas de sus ideas filosóficas fueron
evolucionando con el transcurrir de las décadas, su ateísmo
permaneció firme. Estaba convencida de que los dogmas de la religión
excluyen el pensamiento crítico y el razonamiento analítico
necesarios para la investigación filosófica y para la evolución
del propio pensamiento humano. —Una injerencia particularmente
pronunciada cuando se trata de si uno debe adoptar una actitud
optimista o pesimista hacia la vida y la naturaleza humana—. De
Beauvoir escribe:
La fe es a menudo un “algo” que es dado durante infancia como parte del equipamiento de la clase media y que es mantenida incuestionablemente junto con todo lo de más. Si ésta llegara a generar alguna duda, existen varias razones emocionales que nos mantienen atados — una lealtad nostálgica por el pasado, afecto por aquellas personas a nuestro alrededor, temor a la soledad o a la amenaza del aislamiento de todos aquellos que no se adecuan… Hábitos de la mente, un sistema de referencia y de valores que son adquiridos y de los cuales te vuelves prisionero.
Prestemos
atención a uno de los más significativos engaños de la religión
—la inmortalidad, eso a lo que los creyentes se aferran como una
última defensa ante el terror que produce la muerte— De Beauvoir
dice:
La fe permite una evasión de aquellas dificultades que el ateísmo confronta honestamente. Y corona a todos los creyentes dotándolos de un sentido de superioridad a pesar de todos sus temores.
Pero
de esta confrontación valiente surge, aunque con dificultad, una
inesperada fuente de esperanza, esa contraparte más lúcida y
muscular del optimismo ciego. De Beauvoir escribe:
¿De qué color es el mundo sin Dios en el que vivo? Muchos lectores me dicen que una característica que les gusta de mis libros, es que en ellos notan como me deleito con la felicidad, mi amor por la vida, mi optimismo. Pero otros, especialmente cuando me escriben acerca de mi último libro, “La vejez”, deploran mi pesimismo. Ambas etiquetas están muy simplificadas.
[…]
Mi inclinación natural ciertamente no me lleva a suponer que lo peor es siempre inevitable. Sin embargo, me comprometo a ver la realidad a la cara y hablar de ella sin pretensiones ... Es sólo porque detesto la infelicidad y porque no vislumbro que cuando me encuentro frene a ésta, me siento profundamente conmocionada o furiosamente indignada Tengo que comunicar mis sentimientos. Para combatir la infelicidad debemos primero exponerla, lo que significa que uno debe disipar las mistificaciones detrás de las cuales está oculta a fin de que la gente no tenga que pensar en ella. Es porque rechazo las mentiras y huyo que me acusan de pesimismo; Pero este rechazo implica esperanza - la esperanza de que la verdad puede ser útil -. Y esta es una actitud más optimista que elegir la indiferencia, la ignorancia o la farsa.
Para
complementar la parte en específico del siempre estimulante libro
“Todo Dicho y Hecho”, en la que De Beauvoir nos presenta las
reflexiones acerca de cómo la “casualidad” y la “elección”
convergen para hacernos lo que somos, contamos con el manifiesto de
Rebeca Solnit para la esperanza en la oscuridad, Helen Keller sobre
el optimismo y Jonathan Lear acerca de la esperanza radical, y
podemos entonces, volver a revisar la obra de De Beauvoir sobre el
arte, la ciencia, la libertad, las labores y la medida de la
inteligencia.
Publicado originalmente en https://www.brainpickings.org/2017/01/25/simone-de-beauvoir-optimism-pessimism-hoipe/
Documental sobre Simone de Beauvoir
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