El arte, más que un lujo, una necesidad

febrero 07, 2025


El arte y su eterna lucha por ser tomado en serio

En una sociedad donde la utilidad se mide en términos económicos y la inmediatez rige el consumo de información, el arte sigue librando una batalla constante por ser reconocido en su verdadera dimensión. A pesar de su innegable impacto en la historia y en la construcción de la identidad cultural de los pueblos, sigue siendo relegado a un segundo plano, visto por muchos como un lujo o una simple forma de entretenimiento. Pero, ¿por qué el arte no es tomado en serio?

La percepción del arte como algo superfluo no es nueva. Durante siglos, las expresiones artísticas han sido fundamentales para documentar realidades, denunciar injusticias y dar voz a quienes no la tienen. Sin embargo, en un mundo dominado por la productividad, el arte enfrenta el estigma de no generar un beneficio económico inmediato. La falta de apoyo a la educación artística, la reducción de presupuestos para la cultura y la precarización de la vida de los artistas son síntomas de una sociedad que no termina de reconocer el valor profundo del arte en la construcción del pensamiento crítico y la transformación social.

El impacto del arte, aunque difícil de medir en términos cuantificables, es innegable. Basta con mirar la historia: las pinturas de Goya que retratan los horrores de la guerra, los murales de Siqueiros y Rivera que narran la lucha social, la literatura que ha servido para exponer injusticias y abrir debates. El arte no solo refleja el mundo, sino que también lo moldea. Sin embargo, esta influencia no siempre es evidente de manera inmediata, lo que contribuye a su subestimación.

En el mundo contemporáneo, el arte sigue siendo un espacio de resistencia. En tiempos de censura y polarización, los artistas continúan utilizando su trabajo como una herramienta de denuncia y transformación. Pero, ¿qué ocurre cuando una sociedad deja de tomar el arte en serio? Se empobrece culturalmente, pierde su capacidad de autocrítica y se aleja de una de sus formas más auténticas de expresión.

Si bien el arte nunca ha dejado de existir, su reconocimiento como pilar fundamental del desarrollo humano sigue siendo una lucha vigente. La pregunta que queda en el aire es: ¿qué estamos dispuestos a hacer para devolverle el lugar que merece?



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